COSAS QUE PASAN

9/6/15

Pero si a todos se nos nota la cara de idiota

El título de este post me salió pelín provocador. Aclaro que no pretendo ofender a nadie, tan solo me vino esa frase a la cabeza al verme y ver a mis semejantes actuar.

En fin, hechas las salvedades, intentaré plasmar el motivo por el que ha irrumpido espontáneamente  en mí título semejante.

Y es que, hay que ver el gasto tan tremendo de energía que realizamos durante todo el día intentando demostrar a los demás y a nosotros mismos que somos los más listos, los más inteligentes, los más guapos, los mejores, los distintos; o los más humildes y auténticos, da igual. 

Esto de estar permanentemente sometido al escrutinio de criterios, modelos, parámetros, puf, a mí al menos me agota, no sé si a los demás les pasa igual; y, sobre todo, me genera dos cosas añadidas importantes, que funcionan como dos losas: no me sirve para casi nada en lo práctico y concreto, porque repito y repito los mismos errores, y porque me obliga a dedicarme más a la cosa del juzgar y valorar que la del vivir, que es lo me parece a mí que es el motivo por el que estamos aquí.

Qué cansino resulta pasarse la vida intentando demostrar en vez de simplemente mostrar y mostrarnos. Sobre todo, porque más allá de que pretendamos dar/nos una imagen, los demás nos ven por debajo de nuestros ropajes y etiquetas sociales. Además, es curioso que esto que vemos tan claro respecto a los otros casi nunca lo percibimos respecto a nosotros mismos, al menos a mí me pasa, aunque cada vez menos, eso sí.

Lo que sí sucede con frecuencia es que también opera respecto a nosotros mismos. Quiero decir que, en muchas ocasiones, lo que vemos de nosotros es la imagen que nos hemos construido (o nos han construido los demás); de tal modo que reproducimos el mismo esquema, seguimos anclados en el imaginario, olvidando que toda imagen es eso, algo imaginado en el ámbito de lo mental.

Claro que todo esto obedece a que hemos configurado una sociedad basada en la creencia de la imagen, y, como todo el mundo conoce y más aún curiosamente los que saben y viven de esto, siempre es irreal.

La imagen opera en el plano de lo dicotómico, de la discriminación: bueno/malo, bonito/feo, amigo/enemigo honesto/deshonesto, limpio/sucio, valiente/cobarde, etc. Son conceptos mentales, simplificadores de la realidad, que no permiten ni dan opción a matización alguna. No sólo simplifican, sobre todo desvirtúan la realidad.

Mientras tanto, seguimos haciéndonos selfies, no para vernos y que nos vean, sino para alimentar la imagen. Si al menos se tratase de un juego serviría para disfrutar, pero lo que percibo es mucha ansiedad tras esa búsqueda de conseguir dar la imagen.

Y es que estar en la imagen siempre genera un plus de sufrimiento gratuito, que nos aleja de nosotros mismos y de la realidad. No hay más que echar un vistazo al funcionamiento de muchos políticos y en lo que se basa gran parte de la política, por coger sólo un ámbito concreto de nuestro mundo de vida actual.

No hay comentarios:

Publicar un comentario