A
veces se dice una idea y se la “encaja” dentro de una determinada corriente de
pensamiento o de un sistema filosófico o de una ideología. Y, ya está. Nos quedamos tan tranquilos porque hemos
“clasificado” dicha idea, la hemos ubicado dentro de un sistema ya establecido.
Esto produce tranquilidad, pero mata la idea misma, le quita su fuerza y su
capacidad de proyectarse y engendrar nuevas ideas. Así funcionamos muy a menudo
los seres humanos, necesitamos re-conocer lo nuevo dentro de lo ya conocido,
porque de lo contrario nos desconcierta y descoloca. Pero ese proceso siempre
conlleva cierta posición de ceguera, de conservadurismo, de no dar prioridad a
los hallazgos que encontramos en la realidad o que la propia realidad nos
muestra, sino que priorizamos los pensamientos ya establecidos, ya consolidados
y, por tanto, ya petrificados
No hay comentarios:
Publicar un comentario