COSAS QUE PASAN

9/1/14

Pensar, sentir, vivir

Pensar, para mí, es poner en relación ideas, conceptos, es buscar el entramado que conforma las cosas, es ver la estructura latente que hace que las cosas son como son y funcionan de un determinado modo, es dotar de significado y de sentido a lo pensado y percibido; en fin, es entender algo desde un modelo y una estructura determinados y, sobre todo, saber que ese entender siempre es desde uno mismo.

Vivir, para mí, es enlazar con nuestros deseos y traducirlos en actos de vida, aceptando el principio de realidad, que es lo que pone límite al vivir.

Esa aceptación es de la realidad exterior y de mi propia realidad. Ello lo hacemos desde nuestra capacidad sentiente y pensante.

Por tanto, vivir es dejar que aflore nuestro mundo emocional, nuestro ámbito infantil, armonizándose y amigándose con el fluir de la vida; de modo que pueda hacerse experiencia.

El pensar es fecundo en el plano imaginal, conceptual y simbólico. Su utilidad, fea palabra para mí, está en permitirnos acceder al conocer desde los planos conceptual e ideal (no olvidemos que ideal viene de idea) y en dotar de estructura y organización a "lo existente".

El vivir nos enlaza con el flujo de la vida, experienciándola y experienciendándonos con ella.

Armonizar el pensar y el sentir en nuestro cuerpo, en nosotros, es la premisa básica para desplegar nuestro vivir.

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