COSAS QUE PASAN

5/1/14

La naturaleza de las cosas

La naturaleza de las cosas parece estar oculta, a resguardo de poder ser observada y conocida. Lo que se nos muestra es su aspecto externo, su superficie, su “apariencia”. Pero lo mostrado no permite ver el entramado que lo sustenta, si acaso posibilita intuirlo, aproximarse de forma táctil, conocer sus zonas rugosas y sus zonas suaves, sentir sus formas sinuosas. 

Pero, a pesar de todo ello, es posible captar lo que subyace, lo que está latente, lo que da consistencia y posibilita, por ende, su existencia, su ser real. Para poder conseguirlo es necesario utilizar el método adecuado que abra lo que está cerrado, que destape lo tapado, que llegue al espacio inaccesible.

Tal vez no sea necesario todo esto. Puede que lo único que exista es lo que vemos: su apariencia/presencia; es posible que la naturaleza que lo constituye esté justamente en la forma en que se presenta, que ella misma sea contenido y continente, forma y fondo, cualidad y cantidad.

Es difícil saber y conocer la urdimbre de lo real, los procesos constitutivos de la existencia. Seguramente es tarea de dioses y no de humanos llevar a cabo tal fin. Posiblemente, pretender tal cosa no es ya producto de la curiosidad innata en el ser humano, sino, más bien, consecuencia de la soberbia omnipotente que se ha ido instalando en la conciencia y en el corazón del hombre.

De cualquier forma, tanto ontogenética como filogenéticamente, el ser humano ha estado y está necesitado de formularse preguntas acerca de la ultimidad de la realidad que lo circunda y que lo constituye, y de encontrar respuesta a todo ello. Proceso éste inabordable pero, a su vez, inherente a su ser y estar en el mundo.   

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