COSAS QUE PASAN
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24/7/14

Algunas consideraciones personales sobre I+D+I (1)

La sociedad que no apueste por la triada investigación-desarrollo-innovación (en adelante I+D+I) está destinada a quedar fuera de juego en el medio y largo plazo.

Esta obviedad parece no serlo tanto a tenor de la poca atención que se le presta. No me refiero, claro, a la declaración de intenciones, que ahí sí que todos dicen apostar por ello, sino a los datos que arroja cualquier indicador que cojamos en estos momentos.

Por cierto, aquí todos los sectores y estamentos de nuestro país andan afectados por la escasísima dedicación que les ocupa invertir en alguna de estas áreas, sea público o privado.

Se argumenta, para compensar la mala conciencia, eso en el mejor de los casos, la mayoría es para mantener y fomentar una imagen, que no hay dinero en estos momentos, que no es el momento, que no hay inversores que apuesten por ello, etc, etc. Y no dudo que parte de razón haya en esgrimir estos argumentos, pero me consta que en bastantes ocasiones están sirviendo de pura coartada para justificar la falta de valor que se le otorga a esta triada. Así vamos fatal, francamente. Es como poner las carretas delante de los bueyes.

¿Por qué me permito ser tan rotundo es semejante afirmación? Porque conozco bastante a fondo el mundo de la investigación, al menos de la investigación social y de mercados, donde llevo trabajando toda mi vida profesional, tanto en el ámbito de la investigación básica como en la aplicada, y sé lo que aporta, y también sé lo que se pierde cuando se deja de apostar, es decir, invertir y apoyar, en este área.

No se puede pensar en diseñar un futuro de mejora colectiva, económica y social, si no está basado en el conocimiento y en la metabolización del mismo; es decir, el desarrollo y la innovación.

En un mundo de cambio vertiginoso, donde el motor está asentado en la tecnología y la comunicación, donde la interconectividad global ya es un hecho incuestionable, es fundamental diseñar un proyecto colectivo que nos meta de lleno como sociedad, si lo prefieren, como país. Pero para diseñarlo es menester tener las líneas sobre las que "construirnos" como sociedad de cara al futuro inmediato, y es básico cambiar nuestra cultura educativa (esa la primera y fundamental), en todos sus niveles (desde la educación básica hasta la universitaria), nuestra cultura laboral y profesional, apostando por la calidad como valor innegociable. Es una tarea de todos, pero, evidentemente, lo es mucho más de aquellos que tienen alguna o mucha responsabilidad sobre ello.

Si no entendemos que es la senda que realmente puede hacernos mejorar en todos los sentidos y a todos los sectores sociales si no le damos el valor y la importancia que tienen, nuestro futuro como sociedad no existe.


2/12/13

Cultura empresarial y excelencia

Existe una línea de unión poco visible, pero sin duda fuerte, entre la cultura empresarial de las organizaciones y su nivel de excelencia. Asimismo, hay una clara correlación entre la excelencia y el éxito.

Sin embargo, en estos momentos en los que el retorno inmediato de resultados es lo que prevalece, parece que esa ecuación (cultura empresarial/excelencia/éxito) no existiera.

Es cierto que nuestro país se ha caracterizado por tener una escasa cultura empresarial, con algunas notables excepciones. Ello obedece, entre otras razones, al nivel de formación de nuestro tejido empresarial, al predominio de empresas familiares, al sentido paternalista que muchos empresarios tienen con sus empleados y y a la creencia de que el éxito se consigue a base de ser más "listo" que los demás. También es verdad que afortunadamente esta tendencia está cambiando, pero aún muy lentamente.

Tal vez, si hiciésemos un estudio sobre el nivel real de conocimiento que tienen nuestros empresarios sobre lo que es la cultura empresarial y lo que implica prestarle atención y cuidado de cara a la obtención de resultados, nos sorprenderíamos de la escasa información e interés que existe.

Pero, lo que me resulta más preocupante en estos momentos es el discurso muy enquistado que existe al respecto en el seno de las organizaciones empresariales. Dicho discurso se centra en considerar que ahora todo lo que se relaciona con atender a aspectos intangibles, cuyo retorno no sea inmediato, es percibido como un gasto (no una inversión) y, además, como un gasto inútil. Insisto que no refleja a muchas empresas, pero aún es un planteamiento muy extendido, demasiado extendido.

Es, además, una idea que tiene su base de apoyo fundamental en la situación de la cuenta de resultados que arrojan la mayoría de las organizaciones. Y, sin duda, éste es un obstáculo muy importante.

Pero a veces se olvida algo fundamental. En este nuevo escenario en el que estamos, donde la competitividad es brutal, en el que las fronteras ya no cuentan, la mejor manera, y creo que la única, de poder ser competitivos y "tener éxito" es apoyarse en una cultura empresarial bien definida, que prime la excelencia.

Para conseguir acceder a la excelencia han de darse estos requisitos básicos:

  • Apostar por una política basada en I+D+I. Eso implica saber transformar la información en conocimiento para la empresa, desarrollar dicho conocimiento y que ello se traduzca en retorno de posibilidades de inversión.
  • Tener una comunicación claramente definida y ejecutada(tanto interna como externa), basada en la transparencia, en el conocimiento de nuestro target objetivo, en el compromiso con dicho target (sus necesidades y demandas), en una política de RRHH que fomente la motivación y el compromiso de los empleados, que los conozca y los "cuide", que éstos sean auténticos embajadores de los valores y la misión de la empresa, y que dicha empresa disponga de una estructura organizativa y funcional idónea.
  • Por último, dotar de una personalidad definida y concreta a nuestro producto/marca, que le diferencie de la competencia, y que esa diferenciación sea generadora de valor en la cadena de valor.

Sin duda, se podrían señalar muchos más aspectos, pero considero que éstos son básicos para poder encaminarnos a la excelencia.


¿Por qué centrarme en la excelencia, ahora que parece que la competitividad viene casi exclusivamente por vía precio? Sencillamente porque estoy convencido que las empresas que ofrezcan calidad (calidad global), que sepan anticiparse a las demandas y necesidades de los clientes y del target potencial, que sepan visibilizarse y empatizar con su entorno, y que mantengan una actitud de sensibilidad social, si consiguen todo ello, el precio no será el motor de posicionamiento fundamental.

21/11/13

El cambio y sus consecuencias

Tras los rescoldos de los últimos incendios sociales y económicos ocurridos, nos movemos con inercias antañas para hacer frente a las consecuencias presentes. 

Aún no nos damos cuenta, pues estamos en fase de estrés postraumática, que no valen los criterios, la categorías y las soluciones de antes.

Nos hemos adentrado en un proceso social, económico (y seguramente cultural), del que no sabemos apenas nada. Sólo sabemos dos cosas con certeza: que nuestro mundo no es el de hace poco tiempo, y que la característica que domina esta  nueva situación es que está impregnada por el cambio vertiginoso.

Sobre la primera cuestión apenas podemos decir más que hemos de conocerla mejor, asimilarla y aprender a manejarla.

En relación con la segunda, nuestros métodos y herramientas tradicionales de análisis e interpretación han de cambiar y, además, ser capaces de captar, depurar y procesar los aspectos que son relevantes, desechar los que no lo son, y tener muy presente que las características más importantes que han de tener son: capacidad para generar modelos de análisis e interpretación veraces y rápidos, capacidad para saber autofagocitarse (obsolescencia rápida y ágil) y dar paso a modelos nuevos cuando la situación lo requiera, y tener capacidad predictiva (detectar lo inmediato y lo que puede acontecer en lo postinmediato).

En este escenario, intentar generar modelos a medio y largo plazo de momento resulta difícil imaginarlo, pero sin duda es un reto que habremos de intentar conseguir.

Respecto al plano de la acción, si somos capaces de establecer modelos adecuados que nos permitan entender las claves de las dinámicas nuevas y cambiantes, será la primera piedra para poder manejarnos idóneamente en nuestro hacer para conseguir los objetivos que nos proponemos.

Todo esto que aquí planteo es válido tanto en el plano personal como en el profesional (individuos, organizaciones y empresas). Pero, además, creo que ahora más que nunca, lo profesional y lo personal tienen una vinculación tan estrecha que acaba siendo casi una misma cosa. 

Ni los planteamientos que usábamos en la consultoría y en la investigación social y de mercado son ya válidos, ni la forma con que nos planteábamos y gestionábamos nuestro ámbito privado y personal van a ser ya idénticos.

Los retos individual/personal, social/colectivo, organizativo, político y económico (y está por ver que también cultural) pueden seguir bajo los planteamientos que teníamos hasta hace bien poco.

Saberlo, entenderlo, procesarlo, interiorizarlo y traducirlo en nuevos paradigmas y nuevos modos de acción es de lo que depende nuestro devenir.