COSAS QUE PASAN
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8/3/14

Miedo vs. aceptación

El mundo ha cambiado de manera significativa, pero se insiste en esperar que todo vuelva a la situación anterior.
Esto ¿es torpeza, ceguera, falta de información? Es simplemente miedo.
La vida es constante movimiento y cambio, sin duda; pero existen saltos cualitativos, que modifican sustancialmente aspectos fundamentales de la realidad en la que nos movemos, al menos fundamentales para nuestro "mundo de vida".
Estamos ante uno de esos momentos cualitativamente diferentes. Sin embargo, por la actitud que percibo, parece que se está a la espera del retorno de lo anterior o, al menos, a que se produzca un cambio que se aproxime a nuestro reciente pasado. 
Este es el pensamiento mágico, que espera que mágicamente retorne lo que se fue, que se recupere lo que se desvaneció; de modo, que se produce una espera pasiva, en la que se confía en que el tiempo "juegue a favor", y que, por "justicia divina", todo vuelva a "su ser". 
Miedo y negación de realidad es lo que predomina. Se sigue mirando el presente con las gafas del pasado, aplicando categorías que han quedado obsoletas, utilizando variables que no son operativas, no incorporando las variables que son auténticamente representativas y que resultan discriminantes para manejarnos con la nueva realidad. Es cierto que en estos momentos existen más variables que fórmulas para resolverlas, pero ese es otro tema.
Ya he dicho en otros momentos que estamos asistiendo a una sociedad aquejada del síndrome postraumático y que aún sigue ahí. Miedo, parálisis, pensamiento mágico, posición pasiva, todo eso es lo dominante. 
Este golpetazo de realidad que nos han dado ha hecho que sea el miedo el que se haya apoderado de nosotros. Cuando esto pasa, intentamos alejarlo con la fantasía de que si lo tenemos lejos no existe o, al menos, no molesta. Sabemos que sucede todo lo contrario, esa actitud lo único que produce es más miedo.
Como he dicho en otras ocasiones no tengo soluciones para una situación de esta envergadura, aunque sí tengo una opinión formada sobre los motivos que la han generado; pero lo que sí sé es que del modo cómo se está enfrentando no nos encaminamos a solución alguna. Creo que la manera de afrontar todo esto pasa necesariamente por asumir lo que hay, y desde una mirada de frente a la situación, una mirada personal/individual y social/colectiva, ambas son necesarias, ponernos manos a la obra desde el momento presente. 
El bloqueo, la parálisis y la negación, que son consecuencia de ese miedo, nunca pueden ser un camino para construir nuestro presente. La aceptación y el compromiso son para mí los caminos que nos permiten manejarnos con lo que hay y diseñar y actuar sobre lo que queremos que haya. Además, es el arma más potente para erradicar el miedo y salir del repliegue en el que nos encontramos.
Pero, sobre todo, mirando de frente a lo que nos pasa, y actuando sobre ello, no sólo nos encamina a crear futuro, sino que desactiva nuestros miedos y crea presente. De esto estoy plenamente convencido.

7/11/13

La ideología siempre está

Repaso algunos artículos y vídeos en la red de personas que hablan sobre el cambio, reinventarse, nuevos enfoques y similar.

Algunas cosas me gustan mucho, otras me parecen sensatas, otras me parecen lugares comunes con pretensión de vender algo novedoso, y otras me generan directamente urticaria. Sobre estas últimas me referiré a continuación.

Oigo a un señor hablar de optimismo, del nuevo modelo de liderazgo, de ser proactivos, es decir, de la retórica al uso, ya saben. Y lo que también oigo y sobre todo veo es que hay toda una corriente de pensadores profesionales empeñados en encontrar un lenguaje nuevo para seguir haciendo lo mismo, sin que nada cambie y todo siga igual; eso sí, con la pretensión de que pensemos o fabulemos con que estamos ante un modelo de gestión y de pensamiento organizativo diferente, donde se procura atender a los ámbitos personales para ser más eficientes. Se habla de transparencia, sinceridad, comunicación, etc., como un camino inexcusable para atender a las nuevas necesidades de la empresa y del mercado.

Debo ser muy torpe, pero yo lo que veo es que es un intento de seguir manteniendo todo lo que funciona mal, y cuando digo mal incluyo situaciones como priorizar los resultados por encima de los procesos, desatender el aspecto humano, seguir en modelos verticales, ninguna transparencia, cero sinceridad y comunicación engañosa, y así todo. Eso sí, lo que también veo es que dentro de este nuevo falso paradigma técnico-ideológico, se pretende revestir las cosas de siempre con otros trajes, cambiar el lenguaje, con pretensiones de novedoso y rupturista, incluso eficaz, para que lo de siempre siga siendo, pero con personas más entregadas.

Soy sociólogo, consultor y coach, soy un gran defensor de los procesos de coaching para ayudar a generar cambios en las personas y las organizaciones. Pero me irrita la tomadura de pelo y el querer presentar algunos enfoques como solución para los problemas de las empresas y de las personas, cuando lo único que se plantea es un cambio en la forma de denominar a las cosas, sin cuestionar las cosas en sí.

Eso no es coaching, ni apoyo a las organizaciones ni a las personas, ni apoyo al cambio real. Es un mero maquillaje, tremendamente ideológico, sin nombrarlo, que a la postre resulta a veces el más peligroso, para seguir ahondando en los mismos problemas. Eso sí, con la pretensión de que seamos muy crédulos, y nos pleguemos a la retórica nueva y vacía. 

21/5/13

Anotaciones sobreimpresión



Abrir la prensa, leer los twuits, escuchar lo que se habla..., todo tiene la misma melodía, el mismo tono: denuncias sobre lo que ha hecho el otro, datos sobre lo mal que nos va y nos va a seguir yendo, opiniones sobre la situación nefasta en que estamos, etc.
Se dirá que es lo natural que suceda esto ante lo que acontece, y no lo niego, claro que es lógico, claro que es necesario protestar, denunciar y rebelarse. Pero, creo que para romper con la inercia que está cogiendo esto de hablar y de escribir “sobre lo mismo”, tal vez sería necesario salir de ese escenario, al menos durante unos minutos.
¿Por qué creo que es necesario hacerlo?. No para mantener una posición alienante o enajenadora de la realidad (palabras que ahora suenan antiguas, cosa curiosa), no para caer en un optimismo ingenuo o bobalizante, no para mantener una actitud negadora. No pretendo nada de eso; al contrario, creo que es fundamental ser lúcido respeto a lo que está pasando e incrementar nuestro grado de consciencia sobre todo ello. Pero, me parece que para poder buscar soluciones y emprender acciones que sirvan, que nos sirvan, es decir, que sean resolutivas realmente, es necesario salir de esta fuerza centrípeta que nos atrapa, al menos por un tiempo, dejar de lado un rato el empacho de hiperrealidad negativa que nos subsume, y mirar las cosas desde otro lado, con unas gafas más de media y larga distancia, incluso dejar de mirar hacia lo que miramos casi todo el tiempo. Se me dirá que eso no es posible para muchas personas que viven bajo la angustia de una situación de empobrecimiento, de indigencia o de máxima vulnerabilidad. Y es cierto que no resulta posible en muchos casos. Pero, de lo que sí estoy persuadido es que para afrontar con lucidez y, por tanto, con eficiencia, nuestro actual mundo de vida, es menester hacerlo con una nueva forma de mirar, y, por tanto, de buscar respuesta en regiones tal vez no exploradas. Yo no tengo idea de cuales pueden ser las soluciones, no sé por donde ha de ir nuestro campo de visión; pero sí creo que ha de venir desde una manera radicalmente diferente de mirar, de preguntarnos, y de actuar.
Por tanto, creo que los caminos que han de trazarse para conseguir dar soluciones han de construirse; mejor dicho, los hemos de construir entre todos, aunque algunos tengan más responsabilidad que otros, pero incluso eso, el nivel de responsabilidad como se distribuye actualmente, es conveniente revisarlo.
Soy consciente de que lo que aquí planteo tiene un punto de irrealidad, de posición quimérica, pero, también estoy persuadido de que es desde un planteamiento de cambio profundo desde donde nos pueden llegar las ideas para diseñar y trazar los caminos que nos conduzcan a una situación mejor para todos.
Sólo dos apuntes para finalizar. El primero es que para que esos cambios empiecen a germinar hemos de dejar de tener una actitud pasiva y de obediencia. Esto puede tener un coste en el corto plazo, sin duda, pero solo puede tener beneficios, en el medio y largo plazo, para todos, sobre todo para los sectores sociales más afectados por esta situación, pero insisto que para todos.
El segundo apunte es que, para afrontar la situación socio-económica es fundamental que modifiquemos nuestro modo tradicional de relacionarnos y de actuar, tanto en el plano micro como en el macro. Si seguimos con la creencia de que las soluciones han de aplicarse solo al ámbito económico, si pensamos que son “los técnicos” los que han de encontrar soluciones, si creemos que se trata de arreglar una avería, si consideramos que se trata de un problema técnico, entonces es que no estamos entendiendo la complejidad del problema, es que estamos mirando donde no es y, además, nuestra mirada está completamente desenfocada.
Creo que hay otro problema fundamental, del que se habla poco o nada, y que incide de manera fundamental en todo lo que se habla y se dice, y es que ni el problema ni la solución están definidas ni consensuadas social y políticamente, de forma que cuando hablamos de ello, lo que hacemos es utilizar los mismos significantes para desplegar significados diferentes. Es decir, cada uno empuja en un sentido y lo hace para llegar a un escenario diferente. Conseguir el máximo acuerdo sobre ello implicaría maximizar las energías y crear motivación.