COSAS QUE PASAN

19/11/13

Nuestros discursos como generadores de significado y sentido

Nuestros actos de habla (y de escritura) generan discursos, nuestros discursos, que emitimos a alguien a quien nos dirigimos. Dichos discursos se constituyen con un propósito concreto y una carga emocional asociada, más allá del nivel de consciencia que tengamos sobre ello, y a partir de unas expectativas determinadas.

La generación de nuestros discursos se construyen básicamente por la interrelación de cuatro fuentes: 
  • los discursos de nuestros socializadores primarios (padres y maestros), que han sido la piedra angular de nuestra interiorización del mundo y de nuestro modo básico de percibir y de relacionarnos con la realidad. Dichos discursos se registran en nuestra conciencia en los dos niveles: inconsciente y consciente.
  • los discursos de nuestros próximos, con los que hemos tenido vínculos de relación (afectos y desafectos). 
  • los discursos más notorios y relevantes (dominantes o hegemónicos) que circulan social y culturalmente, que aportan significado y sentido al mundo de lo real. 
  • los discursos que han enlazado con nuestro mundo de valores e intereses (cultura, formación, ocio y relaciones sociales). 

Nuestra producción discursiva se articula y estructura a partir de estos cuatro niveles, siendo nuestro proceso de creación en los actos de habla y de escritura un resultado nuevo, como consecuencia de una nueva conjugación de ellos. 

Por tanto, nuestro proceso discursivo es, a la vez, efecto y creación de sentido. Efecto de sentido de lo aprehendido y creación de sentido de la nueva relación combinatoria que hacemos con lo ya incorporado, que deviene en un significado y sentido nuevos. 

Cuando nosotros generamos discursos, los "lanzamos" sociálmente, y entran a dialogar con los otros discursos circulantes. Esto provoca una nueva interacción, modificando la articulación y relación de los elementos que conforman la estructura global de significados y de sentido ya existente, lo sepamos o no, seamos conscientes de ello o no.

Este fluir, refluir y confluir de los discursos es la forma en cómo evoluciona y se transforma el mundo de representaciones y asignación de significación y sentido sobre el que todos estamos asentados, ya sea nuestra cultura, nuestro mundo de vida, nuestra clase social, nuestros grupos de pertenencia y de referencia, nuestras expectativas personales y sociales, los imaginarios colectivos e individuales, etc.

Por último, sólo un pequeño añadido a todo lo dicho. Si somos capaces de conocer y saber analizar adecuadamente los discursos hegemónicos o dominantes, será una herramienta potentísima para poder entender (ir más allá de lo aparente, de lo puesto en primer plano), y ello nos permitirá poner las bases idóneas para poder actuar (de acuerdo a lo que queremos y a partir del conocimiento en profundidad de lo que la realidad dicta).

No hay comentarios:

Publicar un comentario