COSAS QUE PASAN

1/10/13

Miedo vs. amor


Los seres humanos somos seres contradictorios. Esta afirmación no pretende ser un juicio valorativo, tan solo es una constatación de nuestra forma de funcionar, que se da en la inmensa mayoría de nosotros, yo el primero.
Veamos algunos ejemplos:

·        Queremos conseguir sentirnos felices, pero sin modificar actitudes y acciones que nos amarran a lo que nos hace sentirnos infelices.
·        Deseamos “cosas” de todo tipo, pero no actuamos para intentar conseguirlas, o nos justificamos bajo ideas como que son irrealizables, no son necesarias, son secundarias, o simplemente no tenemos capacidad para conseguirlas.
·        Nos sentimos mal, sabiendo la causa que lo origina, pero, o bien nos quedamos quietos, o actuamos alimentando aún más ese malestar.

Podríamos seguir, pero creo que es suficiente.
Si vemos con un mínimo detenimiento lo que es común a lo mostrado, y que seguiría siendo común a más situaciones que buscáramos, es fácil concluir que el denominador común en todos ellos es el miedo.
El miedo es el motor más potente que anida en los seres humanos, para ser causa, en última instancia, de un sufrimiento gratuito, que nos impide vivir, gozar, disfrutar; en definitiva, hacer vida en nuestro vivir. Tengo que matizar, por si no quedase claro, que existe un miedo instintivo, que es muy necesario, pero no es ése el uso que hago aquí del término.
Existe, por el contrario, otro  ámbito con capacidad para contrarrestar la fuerza de ese miedo, que está dotado de una potencia mayor: el amor.
Quiero aclarar que cuando hablo de amor, no lo circunscribo al amor de pareja, me refiero al amor en su sentido pleno, total.
Pero, ¿qué es para mí el amor? Sintetizándolo mucho, diré que la apertura y conexión plenas hacia el otro/los otros,  desde la confianza. Confianza como actitud básica vital.
¿Cómo enlazar con esa cosa tan fuerte que es el amor? Mediante la consciencia de que no somos algo sólido, duro, hecho de una pieza, sino que somos una oquedad, una abertura conectada inevitablemente, sea para bien o para mal, con los otros y con la vida.
En definitiva, lo que trato de mostrar muy brevemente aquí es que estoy plenamente convencido de que los seres humanos nos situamos en dos polos básicos y fundamentales: el miedo o el amor. Ambos son incompatibles. Ellos son los ejes fundamentales que sustancian nuestro vivir (o malvivir). El miedo paraliza, impide, obstaculiza, destruye, genera sufrimiento. El amor abre, conecta, enlaza, crece, ensancha la consciencia, promueve bienestar y felicidad.
Sólo una última puntualización. Lo que he traído aquí a colación no se trata ni de ideas, ni de ideales, ni de credos o creencias. Es algo que lo concretamos en nuestro vivir de cada día, mediante nuestro actuar en el día a día.

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